Ex – la Selección Colombia
Mi Ex – la Selección Colombia
Nos despelucó la idea de ver mensualmente a nuestra novia en la portada más cara, más diáfana y corrupta, la FIFA.
La siguiente no es una columna para bajarme del bus como muchos hacemos cuando a la selección le va mal ¡No qué va!, es solo una noche triste para sentarse a pensar en cada uno de los detalles que nos hizo despertar un interés, una ilusión. O quién no pensó en que esta vez sí sería, o quién no pensó en abrir la puerta a la selección, diciendo “esta selección si vale la pena”.
Daba sólo risa pensar en nombres cómo: Corea del Sur y Japón, Alemania y Sudáfrica. Ni qué decir de sus personajes cómo: “El chiqui” Garcia, Reynaldo Rueda, Pinto, ´El Bolillo´, Guiovanni Hernandez, ¨El Totono´ Grisales, Tresor Moreno, todos ellos parte de un pasado que ya ni volteábamos a mirar, que ni valía la pena recordarlos porque ya teníamos en frente a la recién operada, joven, robusta y ´buenona´ selección. Más engallada y con acento extranjero que nos da mayor interés y que endulza el oído a propios y extraños.
Pero, la novia más querida de los colombianos una vez más nos ha traicionado, nos quebró la ilusión de sus ´épicos´ hechos realizados en Brasil 2014. Atrás quedaran esas imágenes bruscas de jolgorio, de rostros pintados. Y sólo en la mente de quienes estuvieron ese día en el estadio Mineirao, quedará ese magnífico recuerdo de escuchar a un estadio entero, cantar extendidamente el himno de nuestra nación.
Una Selección y un país mayormente marcado por la derrotas que por la victorias (único título relevante, Copa América 2001), llegaba al país austral con el embrujado rotulo de “favorito”, todo porque ahora vestíamos “bonitos”, o mejor dicho a la “moda”, porque los diseños de nuestra camiseta parecen hechos a la medida de un país multicultural, multicultural?, parece más una ambigua definición de un país - selección que como tal no tuvo identidad. Llegábamos como protagonistas porque nuestras damas ya no desfilaban por los desgastados estadios como el Murillo Toro, no, ahora ellos y bien ganado desfilan, se untan y se visten al mejor estilo europeo. -No sólo basta con untarse, sino con bañarse de títulos importantes con sus clubes, pero como protagonistas, no desde la banca-.
Nos despelucó la idea de ver mensualmente a nuestra novia en la portada más cara, más diáfana y corrupta, la FIFA. El público, los medios y sus más directos protagonistas olvidamos que el fútbol es un espectáculo de entretenimiento, pasión y de esfuerzo físico y mental denominado en una categoría deporte, nunca salimos de la lista de los primeros titulares, las principales marcas comerciales ahora se pelean por estar con: ´la rubia´, ´la morena´ y con ´la latina´, claro pero con ese talento de menear las “hips don´t lie” al mejor estilo del“Ras Tas Tas”, ¿Cómo no?
Como todo buen amorío, siempre un corazón debe quedar roto, no importa la circunstancia sino al final lo que se califica es el resultado. Uno de los dos se irá campante y pues claro con los bolsillos llenos, porque una cosa son los sentimientos y otra cosa es el ´billetico´ invertido sobre las ganancias. Aquí no vale el argumento efímero que dice; “aquí perdemos todos”.
Pero así somos nosotros los hinchas colombianos, acostumbrados a las desilusiones, los más ilusos con un simple pico en la mejilla, los más conformistas con una invitación a la fiesta más importante del mundo que sólo se hace cada cuatro años.
Y ¿qué me dicen cuando el fútbol termina?, queda uno más desprogramado, a ¿dónde la saca a bailar? ¿Cuándo se la vuelve a poner? Lo más frustrante es llegar a ese estado de ceguera y pensamientos, “Uy si Jackson la hubiese metido”, “No si Zapata hubiese saltado un poquito más” “Pero, es que estaban muy intensos amarrando la pelota y no la soltaban”, nos damos explicaciones de algo que es tan real y que tiene como resultado una sola probabilidad, la eliminación, el regreso a casa con la maleta desinflada de ilusiones, de expectativas.
A todo hincha colombiano enamorado de su selección le pasa lo que le pasa, y a los pocos días no le basta con la desilusión y ya le está chismoseando la cuenta para ver cuándo es que vuelve a jugar, lo peor de todo es que a los pocos días se sienta frente al televisor a decir, “claro allá si la mete, como no era conmigo”, “Ahora si tiene tiempo para parar un balón, levantar la cabeza y meter un buen centre, no”.
Cada uno de los anteriores momentos, son el resultado de experiencias fracasadas que te enseñan quizás a madurar, muy inteligente aquel que piensan en lo que se hizo mal, para tratar de corregir en el más inmediato futuro, las eliminatorias. Sin duda ella la más hermosa, la más coqueta vestida de amarillo es caprichosa y sabe que uno siempre va a estar ahí esperando o buscando una nueva oportunidad, una nueva ilusión.
El fútbol hoy en día me da de comer, me enamora y me encanta, pero lo anterior no quiere decir que no pueda expresar lo que siento. En twitter @Macquiato
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